Conversaba con Lucio un hermano de la iglesia, lo veía entusiasmado por un evento para líderes que se llevaría a cabo en la congregación. Me dijo que esos días los tenía reservados en su agenda para poder participar. El es uno de los pocos cristianos de nuestra iglesia que tenía un deseo vehemente de participar en cualquier capacitación, pero no podía por razones de trabajo. Bueno, tenía esposa y tres hijos, trabajaba duro para poder mantener a su familia, y aunque no tenía un ingreso fijo, se esforzaba en sostenerlos. -Christian ¿tú vas a participar? -Claro, pero el primer día del Congreso tengo clases en la universidad, y tengo también un parcial, así que veo difícil estar para la apertura, pero como este evento dura tres días, los dos siguientes sí estaré. -Pero, ¿sabes cuánto cuesta el Congreso? -Claro, cuesta cincuenta soles, sólo te dan materiales, creo que un pequeño refrigerio y nada más . -A mí lo que me interesa son los materiales y escuchar a los exp